7 Preguntas que deberías hacerte Antes de Llamarme

Tener visibilidad, a través de las redes sociales o de este mismo blog, te pone en el punto de mira de organizaciones que en algún momento u otro se plantean la posibilidad de contar contigo. Cuando esta convocatoria es para que te involucres en un proyecto puedes valorar si encaja en tu agenda, en tu orden de prioridades e, incluso, si tú y tu organización pueden aportar valor a quienes te convocan. Sin embargo, cuando es para una ‘conferencia’ o ‘charla’ la situación es bastante diferente.

Últimamente estoy siendo bastante más austero con este tipo de invitaciones, hasta el punto de parecer a veces ‘un poquito granaíno’, como dice mi amigo Miguel. Por ese motivo he decidido publicar esta declaración de intenciones a modo de decálogo de siete puntos, partiendo de siete preguntas que te deberías hacer antes de llamarme para dar una charla:

  1. ¿No hay otra cosa más interesante en la que gastar vuestro presupuesto? Las organizaciones, y muy especialmente la gestión de su más preciado activo [sus recursos humanos], tienen muchas necesidades, asegúrate de que esta es la mejor opción.
  2. ¿No hay nadie en tu organización con el conocimiento y la experiencia que presupones en mí para hacer lo que esperas que yo haga? Uno de los errores que más frecuentemente cometemos en las organizaciones es pensar que el talento siempre está ahí fuera, como la verdad de Mulder y Scully. Sin embargo en las organizaciones hay mucho talento y mucho conocimiento tácito, a la espera de que alguien lo haga emerger.
  3. ¿Me invitas porque realmente conoces mi trabajo y consideras que mi experiencia profesional puede ser de interés para tu organización o sólo porque piensas que soy ‘popular’ en la Red? Cuidado porque en la Red hay mucho humo …puede que incluso yo sea parte de ese humo.
  4. ¿Estás buscando un ‘conferenciante’? Yo no me gano la vida dando conferencias ni charlas, me la gano trabajando en proyectos educativos. Es más, no me imagino que pueda existir la profesión de ‘conferenciante’, por más que aparezca en muchos perfiles sociales como el que ostenta una medalla militar.
  5. ¿Tienes presupuesto para esa actividad? Si me llamas no estás comprando mi conocimiento, ese realmente no me pertenece así es que es todo vuestro, estás pidiéndome tiempo y eso sí que vale para mí y para mi propia organización. Cada hora que paso dando charlas [o peor aún, viajando para dar charlas] se la estoy quitando a otros proyectos o a mi familia.
  6. ¿Estás dispuesto/a a gastarte más en los desplazamientos y el resto de gastos que ocasionará mi desplazamiento, incluido el coste de oportunidad, que en la propia actividad? Cuanto más lejos y más tiempo necesito invertir para acompañaros más costoso será para tu organización contar conmigo, por las mismas razones que te indicaba en el apartado anterior.
  7. ¿Quieres poner a tu organización a escuchar o a trabajar? Sinceramente lo segundo me parece más útil, escuchar mi experiencia profesional puede ser más o menos motivador para tu organización, pero creo que os puedo ser más útil si nos sentamos a trabajar.

Con esta última cuestión volvemos al principio del artículo, me parece más valioso para tu organización y para la mía que nos sentemos a pensar y trabajar en proyectos concretos. ¿Hablamos?

imagen de cabecera | teléfono rojo vía Shutterstock

2 Comentarios respuesta

  • Nick29 marzo, 2016 at 10:43 am

    O cómo morir de éxito!

    Si es que no se puede ser tan simpático 😉

    Un saludo desde mi tercera identidad

  • Miguel Rosa29 marzo, 2016 at 4:53 pm

    David comparto 100%. Este decálogo me hace reflexionar sobre otros aspectos, como la formación Cep o los planteamientos universitarios de masters y similares . Ojalá hubiera en esos campos la cordura y lucidez que demuestras en tu escrito. !!Salud y enhorabuena!!