De vacas, libros digitales e innovación docente

Leía hace un par de días en un artículo publicado por Alberto Barbero en su blog [que, por cierto, aprovecho para recomendarte y agradezco a José Miguel Bolívar por sugerirlo en twitter], un cuento que me hacía reflexionar sobre nuestra escuela.

Contado de forma resumida [puedes leerlo en todo su detalle en Un cuento sobre inconformismo y proactividad], un maestro de gran sabiduría caminaba por el campo junto a uno de sus discípulos encontrando una casa muy humilde donde malvivía una familia. A la pregunta del maestro de como podían vivir en esa situación el padre les explica que tienen una vaca de la cual obtienen leche. Parte de esta leche la venden en el mercado, o la canjean por otros productos, mientras que el resto les permite a ellos elaborar algunos productos para su propio consumo.

Tras alejarse de esta casa el maestro le pide a su discípulo que empuje a la vaca por un barranco cercano. El discípulo, incrédulo y horrorizado ante esta petición, procedió a arrojar a la vaca por el barranco, presenciando su muerte, para no desairar a su maestro.

Al cabo de algunos años el joven discípulo, aún con el recuerdo amargo de su acción, se dirigió al mismo lugar para pedir excusas a la familia. Al llegar encuentra una casa nueva, con un hermoso jardín y muchos niños jugando en el mismo, un gran vehículo en el garaje,… Entristecido ante la idea de que aquella familia humilde tuviera que vender su casa para poder subsistir, le pregunta a un señor que por allí pasaba sobre esta familia humilde, el cual le indica que siguen viviendo en este mismo sitio.

El joven entra en la casa y encuentra al padre que años atrás le había atendido a él y a su maestro. El joven le pregunta sorprendido como han llegado a esta situación y el hombre le dice que la vaca que tenían murió al caerse por un precipio. De esta forma, al perder su sustento, tuvieron que desarrollar habilidades que desconocían que tenían y hacer cosas diferentes a las que hacían antes. De esta forma prosperaron y alcanzaron el éxito.

¿Hace falta la moraleja para cerrar esta fábula?

¿Y qué ocurre si leemos este cuento a la luz de nuestra escuela? ¿Cúal es la vaca de muchos docentes? ¿…los libros de texto [aunque sean digitales]?,  ¿…la excusa del uso de las NT para seguir haciendo lo mismo de siempre?, ¿…su propia incompetencia?…

¿Qué vaca empujarías tú al precipicio para mejorar nuestro sistema educativo?

imagen | tricky con licencia CC-by-nc-sa

No Comentarios

  • neorider7525 marzo, 2011 at 1:43 pm

    Pues yo empujaría por el precipicio a los docentes que están ahí sin vocación y sin amor por enseñar y educar y que han llegado al la profesión por el aroma de unas buenas vacaciones, un sustento y unas buenas tardes libres.

    Y después podríamos seguir hablando pero creo que una limpieza sería necesaria. Menos funcionariado y a trabajar como en el resto del mundo. Como en Inglaterra, en la que si conoces a profesionales del sector te das cuenta que sólo trabaja en la escuela la gente con verdadera vocación (sueldo bajo, no tantas vacaciones, horarios de tarde…..)

    Un saludo y enhorabuena de nuevo por este fantástico blog

    • Lizzete26 marzo, 2011 at 4:01 am

      Neorider75 creo que la pregunta es ¿qué empujarías por el precipício TÚ, como docente?, porque de ser así creo que todos vamos al hoyo: Funcionarios, altos dirigentes, profesores, alumnos, padres, etc.

      Creo que debemos empezar por reflexionar en nuestra propia practica docente, no es un ejercicio fácil porque eso implica estar siempre alerta a nuestras carencias en materia de docencia.

    • Joan27 marzo, 2011 at 10:34 pm

      En la primera parte de tu exposición puedo estar de acuerdo.
      En la segunda para nada. ¿Por qué razón tenemos que empeorar nuestras condiciones laborales? ¿Eso nos hará mejores maestros? Yo pienso que no, en todo caso lo contrario.
      Tu razonamiento parece el de la patronal que exige más productividad y menos sueldo.

      Saludos

  • Joan Queralt25 marzo, 2011 at 7:28 pm

    neorider75 me ha quitado la vaca de la boca.

    Quiero decir que los «miedos» de los profes son los que impiden innovar. Con el cuento de no tenemos medios, que nos falta tiempo, que los estudiantes no lo entienden, que los padres no lo quieren,… acaba que no se hace nada. Y una gran parte de las causas es el hecho de no querer romper la inercia.

  • jose diaz27 marzo, 2011 at 10:57 pm

    La vaca que yo empujaría al precipicio es la de la mente cerrada a las prácticas docentes actuales. Es decir, aquel pensamiento que a veces tenemos los docentes, que lo que estamos haciendo está 100% bien, sin reparar en que siempre existen cosas por mejorar y por aprender, no solamente de los adelantos científicos-tecnológicos, sino de nuestros propios alumnos. Ir con una mente abierta al cambio será el primer paso para mejorar. Estar con una mente cerrada al cambio es el primer paso para que nuestro sistema educativo no produzca los resultados que esperamos.