Comunidades de Aprendizaje: construir o crecer

Desde hace dos años vengo participando en el diseño de diversas acciones formativas dirigidas al profesorado centradas en los Entornos Personales de Aprendizaje [PLE], con un planteamiento enfocado no solo en ayudarles a rediseñar sus propios PLEs, sino también a facilitar experiencias de aprendizaje en las que desplegar todos las bondades de los mismos.

Estas experiencias de aprendizaje en red adquieren su auténtico sentido y su mayor potencial cuando se generan en el seno de una comunidad.

Una de las definiciones más elementales sobre comunidades nos dice que una comunidad es un grupo heterogéneo [en cuanto a experiencias previas y disponibilidad de recursos] de personas en el que cada individuo puede beneficiarse de las aportaciones del resto. En esta definición está implícita la característica esencial de la comunidad, esto es, el interés por un tema común [lo que nos lleva al significado etimológico de la palabra].

La definición por excelencia de comunidad virtual se la debemos a Howard Rheingold y es algo más sofisticada. Según Rheingold las Comunidades Virtuales son

«…agregaciones sociales que emergen de la red cuando un número suficiente de personas entablan discusiones públicas durante un tiempo lo suficientemente largo, con suficiente sentimiento humano, para formar redes de relaciones personales en el ciberespacio».

Desde finales de la pasada década las iniciativas gubernamentales han promovido, en escuelas y otras instituciones educativas, el desarrollo de comunidades de aprendizaje en línea, por ser estas espacios ideales para el intercambio eficaz de experiencias, información y conocimiento.

Las comunidades virtuales de aprendizaje ‘crecen’ mejor cuando formar parte de ellas tiene algún valor para sus miembros. Paradójicamente, mientras la puesta en común de la información es uno de los grandes valores de las comunidades virtuales, una de las cuestiones más complejas en cualquier comunidad es lograr que la mayoría de sus integrantes contribuyan en la puesta en común de información.

Una de las razones podría ser que en general pensamos que nuestras aportaciones no tendrán valor, cuando en realidad son uno de los elementos claves para la pervivencia de una comunidad.

Caleb J. Clark plantea en Let Your Online Learning Community Grow [pdf] tres principios básicos para que una comunidad de aprendizaje tenga éxito:

– Las comunidades de aprendizaje crecen, no se construyen.

– La narrativa personal es vital para las comunidades de aprendizaje online.

– Las comunidades de aprendizaje necesitan líderes.

Probablemente, de estos tres principios, el que más nos llame la atención a priori sea el de la presencia de líderes. ¿Qué opinas? ¿Eres líder, participas activamente en la comunidad o solamente consumes las aportaciones del resto de los miembros?

imagen | Fundación Karisma Colombia con licencia CC-by-sa

26 Comentarios respuesta

  • Paola24 septiembre, 2012 at 1:54 pm

    Gracias David por el post, y es cierto que los principios pueden dar al intercambio. Mas que la palabra líder, utilizaría la de dinamizador para describir a quien participa activamente en una comunidad y logra que fluya la interacción entre sus miembros.
    Coincido entonces que las comunidades crecen, pero es a través de una construcción espontanea pero también planificada, que se logra. Planificación en el sentido de contar con dinamizadores y colaboradores con constancia y participación activa.

    • David Álvarez26 septiembre, 2012 at 2:36 pm

      Es indudable que desde el punto de vista de las organizaciones es necesaria cierta planificación, especialmente en lo que se refiere a los recursos que vas a destinar a la comunidad. Elegir un buen dinamizador (o líder, como prefieras llamarlo) es clave para el crecimiento de la comunidad. Si la comunidad no está monitorizada por ninguna organización, emergen de forma natural los dinamizadores y si no es así claramente no crece.

      Gracias por tus aportaciones, siempre tan enriquecedoras.

  • rosamunoz24 septiembre, 2012 at 7:30 pm

    Yo tambien participo en un grupo colaborativo. Y para que funcione necesita una persona responsable y dinámica que tenga las ideas claras de lo que hace (como es el caso) y unos componentes que respondan, es decir, que también ejerzan la responsabilidad que supone decidir participar. Motivación es otro de los ingredientes.

    • David Álvarez26 septiembre, 2012 at 2:40 pm

      Tocas un punto clave, la motivación. Sin duda uno de los momentos críticos de una comunidad es aquel en el que quien la lidera pierde el nivel de motivación, abandonándola o simplemente alterando su rol, y la comunidad no encuentra un reemplazo natural.

      Gracias por tu aportación.