Mujeres y Música: una Retrospectiva Feminista
En la música, tal y como ha ocurrido en muchos otros ámbitos sociales, económicos y culturales, el papel de la mujer ha sido invisibilizado si no cuando menos limitado o circunscrito a determinadas tareas o actividades. En el caso que mejor conozco, el Jazz, la mujer ha desempeñado tradicionalmente el papel de vocalistas. De modo que si alguien nos pregunta por grandes artistas femeninas del Jazz seguramente responderemos con Billie Holiday, Ella Fitzgerald, Sarah Vaughan o Anita O’Day, todas ellas grandes vocalistas. Y aún si pensamos en otras como Nina Simone, Shirley Horn o las contemporáneas Diana Krall y Patricia Barber, lo haremos en su faceta de cantantes, pero obviando que eran [o son] también relevantes instrumentistas.
Si bien las mujeres han estado involucradas en el Jazz desde sus inicios, es evidente que sus logros no han tenido la misma proyección social y cultural que los de sus homólogos masculinos. Sin embargo, tal y como indica la musicóloga Ingrid T. Monson, el piano, uno de los primeros instrumentos que las mujeres tocaron en el Jazz, permitió a las artistas mujeres un grado de aceptación social. Sin embargo en los primeros años del Jazz, las instrumentistas usualmente formaban bandas de jazz formadas exclusivamente por mujeres o tocaban en grupos familiares. Adentrarse en el mundo del jazz profesional fue, de hecho, una aventura complicada para muchas mujeres.
Una de las artistas más famosas de esta primera época fue la legendaria Mary Lou Williams. Su talento y su personalidad eran tan grandes, que el Jazz Stablishment la abrazó como a «uno de los chicos». Sus habilidades armónicas y melódicas eran tan avanzadas que tuvo una marcada influencia en muchos de los primeros gigantes del Be-Bop, como Dizzy Gillespie y Thelonious Monk. Pero la aceptación de Mary Lou Williams como instrumentista de jazz fue lamentablemente una excepción a la regla. Muchas otras interpretes destacadas de jazz, como la trompetista Clora Bryant o la saxofonista Vi Redd, nunca recibieron el tipo de reconocimiento que Williams alcanzó. El artículo Women in Jazz: 10 Ladies Who Changes Music Forever, recorre brevemente la biografías de 10 de estas grandes artistas que en muchos casos quedaron ocultas en la historia oficial del Jazz.
En la historia del Jazz encontramos por supuesto mujeres que eran activistas por la igualdad de género, por la igualdad racial o, a menudo, en ambos movimientos. Un claro ejemplo es el de Nina Simone, una mujer con una gran formación clásica, que supo forjar un estilo propio en el que además de Jazz podemos escuchar Blues, Soul o R&B y por supuesto sentir el pulso del Movimiento por los Derechos Civiles americano, que alcanzó su punto álgido a finales de los años 50 y continuó hasta los años 60. En 1964, Nina Simone actuó en el Carnegie Hall frente a un público completamente blanco, interpretando entre otros temas «Mississippi Goddam», una pieza de la propia Simone que refleja la injusticia racial de la comunidad negra en Mississippi, Alabama y Tennessee.
Afortunadamente todos estos movimientos sociales han ayudado a ir cambiando el status quo de la mujer, a veces más lentamente de lo que nos gustaría. La elección del día 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer ha permitido poner en marcha numerosas iniciativas para visibilizar a la mujer y recordar a las grandes mujeres que han contribuido al desarrollo de sus respectivas áreas de conocimiento.
En el caso del Jazz, todo el mes de marzo se ha transformado en el Mes de la Mujer en el Jazz, un mes para reivindicar la importancia de las mujeres en esta música, mas allá del aspecto vocal. De esta forma podemos encontrar el Women in Jazz Festival en Knoxville [Tennessee]; la Colección Mujeres en Jazz del American Jazz Museum en Kansas City, que reúne una amplia colección de historias orales, artefactos, prendas, fotografías, historias orales, recortes de prensa, programas, contratos y otros materiales de artistas femeninas nacionales y locales; o la iniciativa Washington Women in Jazz, que a través de su web, las redes sociales y una siempre interesante newsletter ayudan a visibilizar a las mujeres instrumentistas [también las vocalistas, claro está] que desarrollan su actividad en Washington.
También merece la pena destacar un par de documentales dedicados a revisar el papel de la mujer, y más específicamente de las olvidadas mujeres instrumentistas, en la historia del jazz. Uno de ellos es The Girls in the Band, dirigido y escrito en 2011 por Judy Chaikin, y en el que aparece grandes intérpretes de Jazz como Geri Allen, Jane Ira Bloom, Anat Cohen, Marian McPartland, Vi Redd o Hiromi. El segundo documental es del año 2014, estaba dirigido por Kay D. Ray y llevaba por título «Lady Be Good: Instrumental Women in Jazz».
A petición de nuestro compañero y amigo, el gran profe José Antonio Fraga, me embarqué hace varias semanas en la apasionante tarea de preparar un episodio especial para el podcast de El Cantor de Jazz dedicado a las mujeres instrumentistas, y el resultado ha sido dos horas de música absolutamente deliciosa gracias a la que podrás descubrir a grandes intérpretes y compositoras, mayormente contemporáneas, ya que no podíamos dejar pasar la oportunidad de escuchar a las clásicas Lil’ Armstrong, Vi Redd o Nina Simone.
Puedes escuchar el podcast en línea o descargar el episodio y sobre todo, si te gusta, compartirlo con otras personas.
¡Feliz escucha!