Café con Blogosfera Educativa

Desayuno esta mañana de domingo, la cuarta tras el inicio del confinamiento, con una selección de las lecturas que más han llamado esta semana mi atención.

Comienzo con un par de artículos de dos paisanos y amigos. En primer lugar con El día después del COVID-19 de Paco Luis Benítez, que nos plantea varias reflexiones sobre la crisis de nuestro sistema económico, el tipo de relaciones sociales que podemos esperar tras esta crisis, la necesidad de nuevos sistemas de gobernanza, los problemas de la globalización o la forma en que el Planeta Tierra tiene para parar nuestro demoledor avance. Podría citar literalmente varios párrafos, que me parecen verdades contundentes, pero dejo tan sólo uno para reflexionar sobre nuestro futuro:

Tenemos una ruta establecida, se llama Agenda 2030, y sus metas son la guía para cambiar la forma en cómo producimos o consumimos en el planeta. El propio confinamiento es una prueba de que esto es así. Somos capaces de vivir con mucho menos de lo que realmente necesitamos. El modelo económico del consumo por el consumo, no es válido. Esto va más allá de cualquier premisa ideológica. Es una cuestión de raciocinio. No podemos seguir como estábamos.

Por su parte Esteban Romero hace un certero recorrido sobre las desigualdades, las que son evidentes y aquellas desigualdades invisibles que afectan tanto a espacios públicos como privados. Pero no se limita a señalarlas, también apunta soluciones para aquellas que tienen que ver con el espacio privado del hogar, entre otras la innovación social como forma de acción. Señala además una iniciativa en esta línea, una plataforma ciudadana formada por voluntarios, emprendedores, activistas, organizaciones sociales, makers y laboratorios de innovación pública y abierta, cooperando para dar una respuesta desde la sociedad civil a esta crisis: Frena la curva.

En la línea de los anteriores artículos, me ha parecido especialmente inspirador The Virus Is a Reminder of Something Lost Long Ago de Alan Lightman [investigador y docente en el MIT], en el que nos anima a regresar tras esta crisis a un modelo slow life de vida. Rescato la siguiente reflexión de Lightman [el resaltado es mío]:

In bad times, innovation can occur in habits of mind as well as in new technologies. The frightening COVID-19 pandemic may be creating such a change now—by forcing many of us to slow down, to spend more time in personal reflection, away from the noise and heave of the world. With more quiet time, more privacy, more stillness, we have an opportunity to think about who we are, as individuals and as a society.

Lizzie Widdicombe recoge en un artículo para el The New Yorker la siguiente reflexión de Micaela Bracamonte:

There are really no best practices. We’ve never been in this situation before! Nobody has a clue what to do for any population of kids, much less ours.

…planteando diferentes experiencias basadas en la sincronía gracias a los sistemas de videoconferencia.

En el apartado RECURSOS de este resumen dominical, varias recomendaciones:

Al hablar de Educación a Distancia debemos diferenciar entre el diseño de actividades de formación en línea [como las que desarrollan instituciones como la UOC o la UNED, y que responden a contextos de cotidianidad muy diferentes a la situación de emergencia actual] y lo que un docente presencial debería de hacer durante el confinamiento. No podemos esperar, ni tiene ningún sentido, que nuestro profesorado se convierta en expertos en diseño instruccional para cursos de e-learning. Puedes ver el artículo Producción de materiales y recursos publicado porLorenzo García Aretio en su serie de artículos sobre Planificación de la Enseñanza a Distancia para entender a qué me refiero.

Por el contrario, sí debemos esperar que el profesorado sea capaz de plantear actividades que el alumnado pueda hacer con los recursos con los que cuenta y en las condiciones emocionales y físicas que se pueden esperar tras un mes de confinamiento. Dejo un par de artículos que creo que pueden ser útiles desde esta perspectiva de «EaD para crisis»:
questions-elearning

En cualquier caso, cuando estamos intentando aprender qué significa ser docente a distancia, conviene mirar a quienes llevan décadas dedicándose a investigar e impartir docencia bajo esta modalidad, como el ya citado Lorenzo García Aretio o Albert Sangrá. Este último nos ha dejado una auténtica clase magistral sobre Educación a Distancia que recomiendo ver, al menos para entender la complejidad que supone:

No perdamos de vista, por otro lado, que igual que parte del alumnado se encuentra con recursos tecnológicos escasos, esta misma situación se dará seguramente entre un sector del profesorado. Les pedimos que sean docentes a distancia sin la garantía de que tengan la competencia digital necesaria, pero puede que en algunos casos tampoco una conexión decente a Internet o un buen equipo en el que trabajar.

Aunque siempre nos preocupa el tiempo que nuestros hijos o nuestro alumnado pasa delante de las pantallas, ahora durante el confinamiento parece un tema aún más importante. En Screen Time in the Age of Coronavirus intentan relativizar, o al menos darnos otra perspectiva:

We shouldn’t act as though one hour of old DuckTales cartoons is the same as one hour of Zooming with a family member, or one hour of playing Fortnite with a friend, or one hour of drawing tutorials on YouTube.

Jordi Martí apunta con mucho acierto hacia la posibilidad de dedicar este tiempo a mejorar la competencia digital, la de todos: docentes, alumnado y familias. Esto no quiere decir que no se trabajen contenidos curriculares [o no curriculares, pero sí vitales para sobrevivir a esta situación]. Bastaría con diseñar y proponer tareas que, además de trabajar las competencias o contenidos que consideremos necesarios, contribuyan a desarrollar la competencia digital. Por supuesto eso no incluye al tipo de tareas que estamos viendo en muchos casos… «haz un tu libreta un resumen del tema 5, luego lo fotografías y lo envías por correo, …y si son varias páginas, por favor, en un único pdf que si no luego es una complicación corregirlo».

En un artículo anterior recogía un listado de grandes pensadores contemporáneos que, a través de varios periódicos, han compartido sus reflexiones sobre esta crisis sanitaria, económica y cultural. No podía faltar la reflexión del psicopedagogo Francesco Tonucci [Frato]. Ayer sábado ponía de nuevo sobre la mesa la necesidad de repensar qué tipo de educación y de escuela deberíamos tener, y por consiguiente qué tipo de personas estamos forjando para el futuro. Nos dice Frato que no perdamos este tiempo precioso dando deberes.

No podía, leyendo este artículo, dejar de recordar otro que se hizo viral hace varios años: We only have 18 summers together with our kids. En este artículo su autora enumera las cosas que podremos hacer con nuestros hijos tan sólo durante 18 veranos. Un listado de cosas divertidas como tomar helados, chapotear en la orilla de la playa, planificar viajes, ver fuegos artificiales,… y otras no tanto como las picaduras de mosquito o las «discusiones fraternales» en el asiento de atrás del vehículo. Una reflexión en el fondo sobre la fugacidad de la vida y cómo perdemos habitualmente la perspectiva y perdemos el tiempo en cosas insustanciales. Una reflexión sobre la importancia de vivir este momento centrados en lo realmente importante, que a mi modo de ver no son ni los contenidos, ni el currículo ni los dichosos deberes.

En este sentido, cierro con unas líneas de Fernando Trujillo de su artículo Instrucciones educativas durante el confinamiento: la construcción del mosaico educativo nacional que deberíamos, maestros y maestras, padres y madres, imprimir y fijar en la nevera bajo el imán de ‘Recuerdo de Mahón’, :

Considerando la “inexperimentada situación” que estamos viviendo, necesitamos, en definitiva, no mantener la máquina educativa en marcha a toda costa sino procurar el bienestar emocional, físico y, sí, también educativo de nuestro alumnado y sus familias en las mejores condiciones posibles, considerando además que también el profesorado se ve afectado por el confinamiento, la pandemia y sus consecuencias.

Bueno, en realidad cierro con música. No podía ser de otra forma.

¡Feliz Domingo de Pascua!

Imagen de cabecera por Allie Smith en Unsplash

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