Evaluación: del e-learning al aula
Uno de los temas que más interés [y recelo] suscita entre quienes se interesan por el e-learning es el de la evaluación del alumnado, especialmente de cara a la certificación del aprendizaje.
Las organizaciones que aún no han implantado acciones formativas con e-learning tienden a incluir entre sus argumentos, en contra de esta modalidad, la dificultad o la ausencia de fiabilidad de un acreditación o certificación que no está ligada a un modelo de evaluación tradicional.
Si nuestro actual sistema educativo necesita una revisión en muchos de sus aspectos (currículo, metodología, distribución física del alumnado en el aula o el mismo diseño de nuestros espacios educativos,…), el tema de la evaluación es uno de los que más necesitado está de reflexión y de fórmulas innovadoras y creativas.
Quizá en este sentido el e-learning pueda aportar a la formación presencial tradicional nuevas ideas sobre como evaluar el aprendizaje, teniendo en cuenta que nuestra forma de evaluar determina la forma en que aprende nuestro alumnado.
Personalmente en acciones de teleformación suelo evitar todas aquellas actividades de evaluación basadas en cuestionarios porque, evidentemente, no revelan ningún tipo de aprendizaje significativo (más allá de la habilidad para localizar entre los contenidos del curso cada una de las cuestiones y su respuesta). Tampoco el frío recuento de acciones del alumnado sobre la plataforma son signo de un mayor nivel de aprovechamiento de la acción formativa.
Por el contrario, las actividades que persiguen que el alumno genere algún objeto como resultado del aprendizaje o aquellas basadas en la resolución de problemas (mejor aún si potencian el trabajo colaborativo) no solo son más estimulantes para quien aprende, sino que también aportan una visión más nítida del nivel de conocimientos alcanzado.
En este sentido Bobby Elliot propone en su artículo Assessmente 2.0. Modernising assessment in the age of Web 2.0. algunas ideas sobre como deber ser la evaluación:
– debe involucrar el conocimiento y habilidades del mundo real,
– adaptada a cada estudiante,
– resultado del acuerdo entre el evaluado y el evaluador,
– que acredite el trabajo realizado por el evaluado,
– centrada en el conocimiento y no la memorización,
– orientada a la resolución de problemas,
– incluye la reflexión del propio aprendizaje así como la evaluación entre pares.
¿Qué otras ideas crees que deberíamos tener en cuenta a la hora de evaluar? ¿Cuál es tu experiencia personal en torno a la evaluación?
Totalmente de acuerdo con lo aquí expuesto, pero… Contabilización de acciones del alumnado sobre la plataforma¿? Pero hay alguien que haga eso realmente? Parece como si la LOGSE no hubiera existido después de todo si alguien puede plantear eso.
Con la Educación 2.0 se demuestra verdaderamente la necesidad de reciclaje del profesorado…
Hola Ximo, normalmente mis reflexiones no se limitan al ámbito de actuación de la LOGSE, ya que mi experiencia en estos últimos años ha estado vinculada a la Formación Profesional, la Formación Continua y los aprendizajes informales.
Normalmente, los últimos a los que hay que rendir cuentas en las organizaciones que desarrollan formación a través de plataformas, suelen medir el éxito de las acciones formativas en función de los números aportados, y aunque parezca increíble aún hay quien piensa que saber cuantos mensajes ha enviado el alumno a través de la plataforma, cuántas veces ha accedido al curso o el número de mensajes en el foro puede medir la calidad del aprendizaje realizado o_O
Efectivamente, el profesorado estamos muy necesitados de reciclaje, pero también es cierto que explicar determinadas cuestiones a muchos responsables de implantar programas formativos es aún un trabajo arduo.
Gracias por aportar.
Totalmente de acuerdo.
Este párrafo es clave: «Por el contrario, las actividades que persiguen que el alumno genere algún objeto como resultado del aprendizaje o aquellas basadas en la resolución de problemas (mejor aún si potencian el trabajo colaborativo) no solo son más estimulantes para quien aprende, sino que también aportan una visión más nítida del nivel de conocimientos alcanzado.»
El tema de la evaluación para mi es uno de los más delicados y en los que tengo más dudas. He discutido mucho sobre él con el profesorado y realmente hay tantas opiniones y puntos de vista que se me hace muy difícil llegar a conclusiones válidas y aplicables.
Hay tal cantidad de factores que intervienen que cada vez lo tengo menos claro y puedo ayudar menos. Por ejemplo: ¿qué pasa en los grupos numerosos? Si tengo 300 estudiantes en un curso trimestral: ¿los terminaré conociendo a todos? ¿Será ajustada la evaluación particular de cada uno? Seguro que se me escapan cosas. ¿cómo puedo adaptar el aprendizaje y la consiguiente evaluación a cada uno de ellos?
Lo poquito que tengo claro es que debemos huir de los tests y de trabajos estereotipados. Hay que evaluar sobre trabajos reales que hayan hecho los estudiantes por sí mismos en donde se refleje lo aprendido y cómo lo han aprendido. De ahí mi interés por el ePortafolio.
Lo que veo difícil en estas condiciones (cursos trimestrales y elevado número de participantes) es el trabajo en grupo. Lo intentamos pero es realmente complicado. Pero estoy convencido que hay que hacerlo de la manera que sea.
Me parece que he ayudado poco al debate, lo siento. He dejado más dudas que respuestas.
Querido Joan, introduces tres cuestiones muy interesantes a debatir:
1. Esa diversidad de opiniones y puntos de vista que mencionas no son, bajo mi punto de vista, sino un claro exponente de que no existe una única forma de evaluar [estándar y válida en todos los contextos]. Quizá debiéramos pensar en muchos modos de evaluar y adaptar el más idóneo según las circunstancias.
2. Los ratios docente/estudiantes en e-learning creo que no son realistas. Probablemente muchas instituciones [tanto públicas como privadas] se frotan las manos pensando en el ahorro en docentes/tutores/facilitadores [como queramos llamarlos], pero la realidad es que es difícil dar una atención personalizada, no digamos ya implementar sistemas de evaluación más complejos [ni tan siquiera usando ePortafolios] con 300 estudiantes.
3. Yo también pienso que los ePortfolios son una buena opción para hacer una evaluación distinta… aunque si lo piensas un poco, tampoco estamos innovando tanto, ¿quien no se acuerda de la libreta que nos pedían en el colegio nuestros maestros/as para revisarla y evaluarnos el trabajo que hacíamos?
Estoy muy de acuerdo con Joan (no sé por qué crees que no arrojas luz! jejeje). De alguna manera, el cambio en la evaluación tiene que partir de algún punto. Y observar el proceso de aprendizaje, inmiscuirse en él, es básico. Algo complicado sin la herramienta adecuada. ¡Pero es que están los eportafolios que indicas, Joan! Como Mahara. O herramientas que pueden funcionar como eportafolios (Buzz, Sites…).
Un punto de apoyo y una palanca… ¡Es un principio!
Y digo principio porque es que creo que evaluar, lo que se dice evaluar, no lo hemos hecho a fondo casi nunca. Evaluar un producto final, sin posibilidad de gran retroalimentación, de que la información de la evaluación pueda retroalimentar el aprendizaje, no es evaluación, creo. Es mera calificación. Lo más probable es que no hayamos hecho mucha evaluación en la educación. Por eso creo que necesitamos un principio. Con eportafolios, sin duda.
¿Ir más allá? ¿Colaboración y evaluación? ¡Desde luego! Pero quizá paso a paso. O no… Porque el eportafolio también nos abre la cooperación. A partir del producto, no de la interacción personal, claro. Y es que copiar puede ser una actividad muy creativa si está basada en el análisis, la selección y la recombinación. ¿Por qué un alumno no puede copiar partes del trabajo de otro y reordenarlo, combinarlos con el de otros? Eso también es trabajo cooperativo. Y el hecho de ser citado por tus compañeros ya es algo relacionado con evaluación, ¿no?
Una excelente entrada, David, y una muy buena, muy interesante referencia. Ya me has fastidiado la tarde, que la quería dedicar a otra cosa… Jejejeje… 🙂
Una vez escuché decir a alguien que ‘hasta para copiar hay que usar la cabeza’. Tienes mucha razón, Jose Luis, ¿por qué nos parece tan mal que nuestro alumnado reutilice el trabajo de otros [ya sean compañeros/as o no] para elaborar su propio trabajo? Especialmente en esta web2.0 de las ‘mash-ups’.
Quizá porque seguimos pensando que el conocimiento vale más guardado en un cajón (lo de ‘la información es poder’) que compartido y generando más conocimiento.
Como muy bien apuntas, probablemente nunca hemos hecho una auténtica evaluación, nos hemos limitado a calificar y, evidentemente, no es lo mismo.
Por cierto, que el que me ha liado a mí con todo esto de la evaluación has sido tu (al almuerzo navideño me remito, y había una ‘jartá’ de testigos). ¡No te quejes ahora! ;D