Entornos Personales para el Aprendizaje Informal
Estas últimas semanas he tenido ocasión de leer las reflexiones post-PLE Conference que han publicado en sus respectivas bitácoras algun@s de l@s participantes en este evento [como Linda Castañeda, Evaristo Ovide o Cristina Costa].
Me ha interesado especialmente el artículo Lo mejor y lo peor de la PLE Conference, publicado por Alexandra Saz , que recoge entre otras reflexiones interesantes la siguiente, enmarcarda entre ‘lo peor de la PLE Conference’:
El debate estéril de si los PLE institucionales son realmente PLE. Creo que si entendemos los PLE cómo una manera de entender el aprendizaje en la red y no meramente cómo unas herramientas específicas, este debate no tiene sentido. El debate debería ser otro: como hacer que los alumnos aprendan con Internet, que usen la tecnología para crear y compartir el conocimiento y no meramente para transmitirlo.
Comparto totalmente esta reflexión, no creo que tenga sentido hablar de PLEs institucionales o incluso de GLEs [Group Learning Environments] porque no estamos hablando de tecnologías estrictamente, sino de como las utilizamos para aprender mejor. Es decir, un PLE no es un montón de cacharrería y bártulos más o menos rutilantes, sino de una serie de recursos y servicios que adecuamos a nuestras necesidades de aprendizaje [informal].
Una organización no aprende [aunque haya quien se empeñe en lo contrario], aprenden sus miembros y cuando alguno de ellos se marcha de la organización ese conocimiento va con el/ella. Esto no quiere decir que la organización se vea privada de todo ese conocimiento, siempre que haya sido capaz de generar formas de trabajo y de aprendizaje horizontales, transversales en la organización.
Por ese motivo debemos facilitar a quienes forman parte de instituciones, empresas, organismos,… los recursos suficientes para construir sus propios espacios personales de aprendizaje, espacios a la medida, que atenúen sus debilidades y potencien sus fortalezas, que se centren en mejorar sus procesos, que les permitan salvar las dificultades en el desarrollo de sus tareas, y que faciliten la comunicación con el resto de la organización y hacia el exterior, haciendo organizaciones más transparentes en la Sociedad de la Transparencia.
En cuanto a los grupos, debemos centrarnos en enseñarles como usar las tecnologías para aprender, generar nuevo conocimiento y compartirlo en la red. Que herramientas, servicios o recursos se utilicen debe ser una decisión personal, ¿o acaso el estilo de aprendizaje de cada uno no determinará como es su entorno personal de aprendizaje? ¿Cómo vamos a construir un espacio para tod@s igual?
Y si los entornos personales de aprendizaje nacen ligados al aprendizaje informal, ¿seremos capaces de abrir nuestras metodologías didácticas para que esos PLE quepan también en los aprendizajes formales y no formales? Y tú, ¿qué opinas?.
[Por cierto, en flickr hay toda una galería de fotos realizadas durante la PLE Conference que puedes encontrar buscando por la etiqueta plebcn.]
Comparto la idea de la no institucionalización de los PLE, las siglas por sí mismas determinan el tipo de aprendizaje (PERSONAL). También me parece muy interesante la idea de replantear el debate en cómo hacer para que los alumnos aprendan con Internet y/o enseñar a los integrantes de una institución cómo realizar su PLE, sin embargo, me parece muy poco ambicioso como relance para el debate, ¿por qué no mejor nos enfocamos en la idea de generar la necesidad de aprender y ayudar a nuestros alumnos, miembros de una institución y/o colegas de trabajo a encontrar las herramientas que le sirvan a su aprendizaje (llamese internet 1.0, 2.0 o 3.0; aprendizje institucionalizado, tradicional o informal)? Vayamos al tuétano de la generación del conocimiento, si eso es lo queremos, no?
Saludos,
Lizzete González-Nava
«….Es decir, un PLE no es un montón de cacharrería y bártulos más o menos rutilantes, sino de una serie de recursos y servicios que adecuamos a nuestras necesidades de aprendizaje [informal]…».
Excelente! . Comparto tus conceptos. Un abrazo
Ezequiel Layana