Cuando el e-Learning se convirtió en industria
La lectura del artículo E-learning, una solución para capacitar a bajo costo me hace reflexionar sobre una serie de términos que se han adherido al de e-Learning y por los que no siento ninguna simpatía y, en algunos casos, hasta una antipatía que evidencio menos frecuentemente de lo que debiera.
La primera de estas palabras que detesto escuchar en la misma frase que la palabra e-learning es industria. Es cierto que en el artículo que menciono al hablar de industria se refieren a la ‘formación en línea’ [que no es lo mismo que e-learning], pero aún así sigue escociendo, basicamente porque por industria se entiende el conjunto de procesos que transforman unas materias primas en productos elaborados. Creo que es evidente que la formación no tiene nada que ver con lo que hace una industria. Pero además, la palabra industria tiene connotaciones, adheridas durante decenas de años, como ‘masivo’, ‘en cadena’, ‘mecánico’,… y me niego a pensar en la educación en esos términos.
Lamentablemente, muchas empresas de formación han convertido sus servicios en un compendio de todo lo anterior, ofreciendo cursos que no discriminan entre los posibles destinatarios [nivel de conocimientos, aptitudes, actitudes, objetivos, necesidades,…]. Desarrollan cursos como si se tratara de hacer churros: uno tras otro, todos iguales,… aunque en este caso nada de aceitosos, son totalmente asépticos, incluso creo que algunos los envasan al vacío antes de subirlos a la plataforma.
Por supuesto mi total desacuerdo con la siguiente frase:
Una de ellas es el e-learning, modalidad formativa que se lleva a cabo a través de Internet, y que permite una interacción didáctica continuada.
Ni el e-learning es una ‘modalidad formativa que se lleva a cabo a través de Internet’ ni, en la práctica, permite una interacción didáctica continuada, en algunos casos porque las empresas no saben que significa eso de ‘interacción didáctica’ y en otros muchos porque nuestro actual sistema de producción hace que las empresas de formación echen la persiana entre semana a las 7, a las 8, como mucho a las 9 de la tarde/noche y, por supuesto, olvídate de interacción continuada durante el fin de semana, al menos con el tutor o con el experto en contenidos. Con mucha suerte encuentras algún compañero o compañera que se haya creído eso de que el e-learning no tiene días ni horas.
Porque esa es la gran falacia de quienes te venden la teleformación como la panacea: puedes estudiar cuando quieras y desde donde quieras. El ‘desde‘ ya corre de tu cuenta, pero el ‘cuando‘ significa basicamente en horario de oficina. Claro que muchos entienden que eso del estudio on-line es leerte los pdf que han colgado en la plataforma, y eso lo puedes hacer el sábado y el domingo tan ricamente.
Por cierto, ¿cuántas consultoras se han planteado tener a sus tutores teletrabajando y atendiendo también al alumnado los fines de semana?
A continuación encontramos otra perla:
Por ello es importante considerar una serie de aspectos de máxima trascendencia a la hora de garantizar el éxito en proyectos de esta naturaleza. Y en particular, conocer el enfoque tecnológico propuesto por las empresas que se han identificado como potenciales proveedores.
Este párrafo refleja perfectamente lo que ha ocurrido regularmente con el e-learning y la teleformación, y que da de sí suficiente para un próximo artículo del blog: el e-learning ha estado mayoritariamente en manos de informáticos e ingenieros, es decir de tecnócratas, y los pedagogos y los futuros profesores y maestros han estado ajenos a todo este movimiento. ¿Alguien recuerda alguna titulación de las arriba indicadas [pedagogía, magisterio,…] donde en el currículo haya una formación seria en e-Learning?
El resto del artículo sigue desgranando con todo lujo de detalle las características técnicas que conlleva la implementación de formación en línea, pero escasas menciones a las características metodológicas que esta formación requiere.
El e-learning se ha vendido, a nivel corporativo, como la solución a la formación permanente del personal en base a una serie de puntos que hoy día se me antojan bastante cuestionables:
– Que reduce los costes de la formación en la empresa.
– Que los contenidos son reutilizables.
– Que facilitan compaginar trabajo y formación.
¿Tu eres de l@s que se creen todo lo anterior? ¿Qué opinas sobre el citado artículo?
Malas Prácticas en la Web
Ya es habitual encontrar artículos literalmente fusilados sin mención alguna al autor original, y se resigna uno acordándose de aquello que dice Jordi Adell de que ‘el plagio es la máxima expresión de la admiración por el trabajo de otro’ 😛
Pero lo que no me deja de sorprender es que haya quien incluso quiera hacer negocio de tu trabajo. El artículo de MBA Economía que he reseñado al inicio de este artículo totalmente accesible y gratuito, escrito por Cristina Vílchez, es utilizado como reclamo por un portal de nombre actualicese.com, que solo te ofrece acceso al artículo completo vía suscripción oro.
Otro caso igualmente sangrate es el de un centro educativo privado [Colegio Brains] que, literalmente, roba todos los artículos de Paco Muñoz, incuso aquellos en los que Paco les tira de las orejas.
Ejemplos de auténtica mala práctica la de estos sujetos.
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