El Mapa Fantasma: Una Historia sobre Colaboración y Datos

Tal día como hoy, 8 de septiembre de 1854, hace exactamente 170 años, la Junta de Gobernadores de la parroquia de St. James, tras escuchar la noche anterior el resultado del estudio de John Snow, un reconocido médico local, decidió eliminar la palanca del pozo de agua situado en la calle Broad Street, del Soho londinense. Este hecho no sólo marcó el final del brote de epidemia de cólera que Londres sufrió durante ese final de verano, sino que además marcó un hito en el ámbito de la salud pública y, como nos cuenta Steven Johnson en El Mapa Fantasma (Capitán Swing, 2020), «cambió la ciencia, las ciudades y el mundo moderno».

Pero esta historia empieza casi dos semanas antes, concretamente el lunes 28 de agosto de 1854. Pocas horas después del amanecer, la Sra. Lewis se deshacía del agua sucia de los pañales de su hija de cinco meses en el pozo negro situado en la parte delantera de su casa, en el número 40 de Broad Street, justo al lado del pub The Newcastle-on-Tyne. En ese momento, la Sra. Lewis no sabía ninguna de estas tres cosas:

  • que su hija estaba enferma de cólera,
  • que el pozo negro tenía filtraciones hacia el pozo de agua situado frente a su casa,
  • que este hecho provocaría uno de los brotes de cólera más severos de la ciudad de Londres.

No obstante, este brote permitiría realizar importantes avances en la identificación del origen de esta enfermedad y especialmente de las vías de contagio, un descubrimiento que influyó en la salud pública y en la mejora de las instalaciones sanitarias a partir de mediados del siglo XIX.

Los dos principales protagonistas de esta historia son otros dos habitantes de Golden Square: el ya mencionado doctor John Snow, que tenía su consulta en la calle Frith Street, y el reverendo anglicano Henry Whitehead, auxiliar en la parroquia de St. Luke, en Berwick Street. El primero, además de ser reconocido como un pionero en la administración de cloroformo como anestesista [incluso llegó a atender a la reina Victoria durante el parto sin dolor de su octavo hijo], había desarrollado una teoría sobre el contagio hídrico del cólera que pudo confirmar durante su investigación del brote de Broad Street. El segundo, inicialmente en contra de la teoría de Snow, jugaría un papel clave investigando puerta a puerta en la zona afectada, aprovechando que era un personaje muy conocido de la zona, hasta dar con el caso índice o paciente cero, la hija de los Lewis, que vendría a confirmar la teoría de Snow sobre la fuente del contagio situándola en el pozo de Broad Street.

La retirada de la palanca del pozo, más allá de los efectos a corto plazo en el impacto del brote de cólera, supuso un punto de inflexión en la lucha del ser humano contra esta enfermedad, ya que fue la primera vez que una institución pública intervenía partiendo de una teoría científica elaborada a partir de un estudio metodológico de los patrones sociales de la epidemia.

El uso de los datos, tanto los facilitados por las propias administraciones como los recogidos in situ por Snow y Whitehead, permitió al primero elaborar un mapa [pincha en la imagen adjunta para verlo en tamaño grande] que mostraba los grupos de casos de cólera en la epidemia del Soho. Mapa, por cierto, dibujado y litografiado por Charles Cheffins.

El trabajo conjunto de Snow [un profesional de la salud] y Whitehead [un ciudadano] marcó un modelo para la gestión y la colaboración cuyas consecuencias han trascendido el campo de la epidemiología. Un modelo basado en dos principios fundamentales: la importancia de los aficionados y los «expertos locales no oficiales» [como los llama Johnson] y la corriente lateral e interdisciplinaria de las ideas, donde emerge el concepto de «terceros lugares» del sociólogo Ray Oldenburg, del que ya hemos hablado en alguna ocasión. Este fantástico libro de Johnson no sólo aborda con rigurosidad la historia original, prestando una especial atención a la figura de Whitehead [tradicionalmente minusvalorada], y plantea las bases de la moderna epidemiología o las claves en el desarrollo de las políticas de salud pública, sino que además nos habla de colaboración, de ciudades y urbanismo, de la recopilación y tratamiento de los datos para la toma de decisiones informadas, de la importancia de los mapas y la geolocalización de recursos y datos.

Sobre cómo surgen y se propagan las buenas ideas recomiendo otro libro de este mismo autor que lleva por título «Las buenas ideas». En cuanto al tema de la complejidad y la emergencia, un tema recurrente en la obra de Johnson, es especialmente recomendable la lectura de «Sistemas Emergentes», libro del cual tuve ocasión de hablar largo y tendido con mi amigo Marcelo Lasagna en su última visita a Granada.

Una última recomendación de este mismo autor, uno de los mejores y más amenos divulgadores científicos de la actualidad, «La conquista de la actualidad», publicado en 2109 por Ediciones Granica.


Imagen de cabecera por @gdarzs en la que el autor del artículo posa junto a la réplica del pozo de Broad Street situado desde 2018 en el lugar original en el que estaba situado el mismo.

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