¿Han muerto los LMS?
Los LMS ofrecen herramientas [más o menos eficaces] para ‘controlar’ la evolución del alumnado en los cursos, aunque la correlación entre horas en la plataforma, clicks, transferencia de archivos o actividades enviadas al tutor y ‘auténtico’ aprendizaje es, en muchas ocasiones, discutible.
Evidentemente el tema de la evaluación es sumamente importante, pero quizá deberíamos prestar más atención en la formación en las organizaciones a la evaluación del impacto de la formación en el desempeño del individuo [algo que no se produce inmediatamente a continuación del momento en el que se ha producido el aprendizaje] que a la evaluación del proceso, o aun más, a la evaluación del individuo en términos de actividad en la plataforma, como hasta ahora vienen haciendo los tradicionales LMS.
Además de la forma de evaluar, los LMS plantean otros inconvenientes:
1. Para el alumnado ajeno inicialmente a los entornos tecnológicos uno de los puntos débiles de la mayor parte de los LMS es la usabilidad [por más ‘Módulo 0’ que colguemos como inicio de la acción formativa].
2. Por el contrario, en el caso de personas con una identidad digital bien definida, los LMS estrangulan dicha identidad forzando al usuario a aprender en un entorno cerrado, habitualmente prescindiendo de las herramientas que habitualmente utilizan en su vida diaria y, sobre todo, de su red de contactos.
3. Los LMS, como indicábamos en otro artículo, se centran en los contenidos en un momento en el que tenemos sobreabundancia de contenidos en la red, siendo la auténtica necesidad la de contar con una red que filtre y de valor a dichos contenidos, o de un tutor que ejerza un nuevo rol, el del content curator [intermediario del conocimiento] del que nos hablaba Dolors Reig en el Caparazón.
En este sentido casi todas las plataformas se han puesto manos a la obra para reforzar su dimensión social, muchas veces pensando más en la integración de herramientas que en un cambio de actitud sobre como se produce el aprendizaje cuantitativamente [y cualitativamente] más interesante para las organizaciones.
En este sentido me siento más inclinado a las Comunidades de Práctica [CoPs] y a los Entornos Personales de Aprendizaje [PLE] como el futuro inmediato del aprendizaje mediante las TICs.
Si hace cuatro años David Wiley se preguntaba por la muerte de los Objetos de Aprendizaje, creo que hoy la cuestión es si los LMS han muerto también.
Totalmente de acuerdo. Espero que esa muerte se vaya certificando poco a poco en las diversas soluciones que se implementan tanto desde los centros como por parte de diversas instancias administrativas. En beneficio, precisamente de las soluciones que indicas. Aunque supongo que la mezcla de prudencia y costes (no los financieros, no) de salida y de entrada puede dificultar que se llegue.