Sobre juegos, aprendizaje y motivación
Hace algo más de un mes, Antonio González lanzaba la piedra en su blog con un artículo de titulo ¿Jugando se aprende?, en el que presentaba un recurso, claramente lúdico, con el que desarrollar actividades de refuerzo para Conocimiento del Medio (primaria) o Biología/Ciencias Naturales (Secundaria). Hace tan solo unos días publicaba un nuevo artículo aportando más ideas sobre la relación entre el juego y el aprendizaje, incluyendo en esta ocasión un nuevo factor, el de los nativos digitales y la natural apropiación que hacen de las tecnologías. Entre un artículo y otro ha compartido más de 40 enlaces, a otras tantas páginas web, a través de del.icio.us bajo la etiqueta ‘aprender_jugando’.
Hace un par de semanas me comentaba como de algo tan aparentemente trivial como la aplicación para ‘Pocoyizarse’ se podían plantear actividades didácticas, como por ejemplo describir en inglés el avatar tipo Pocoyo creado con la aplicación. Una vez más aparece el juego como parte del aprendizaje.
Recientemente David DiSalvo, del blog Neuronarrative, comentó un estudio del Journal of Personality and Social Psychology sobre motivación, rendimiento y consecución exitosa de tareas. Lo curioso de este estudio es que sus autores mantienen que el alumnado con alto nivel de rendimiento suele obtener peores resultados cuando se plantean actividades ‘divertidas’ ya que no asocian este factor a un auténtico progreso en su capacitación. Sin embargo, en el alumnado con un bajo rendimiento las actividades lúdicas permiten alcanar mejores resultados.
Esto me plantea dos cuestiones:
1. ¿Introducir el juego en el aprendizaje no es viable en cualquier contexto? Teniendo en cuenta que nuestro modelo educativo favorece la diversidad de aptitudes y actitudes del alumnado en una misma aula, ¿tiene sentido plantear actividades de aprendizaje basadas en el juego en nuestras aulas?
2. ¿Qué tipo de connotaciones se han adherido al juego para que el alumnado más sobresaliente no solo no se motive con actividades de aprendizaje lúdicas si no que además tengan una percepción negativa sobre las mismas?
Desde mi punto de vista el juego o la actividad lúdica es muy productiva (será porque soy profesora de idioma) y suele funcionar muy bien en clase. Eso sí, no todo funciona igual,depende del grupo, etc., así que hay que valorar qué hacemos en clase y para qué para que el alumno le encuentre sentido. También creo el buen funcionamiento o no de este de los juegos en el aula también depende de nuestra opinón, es decir, si nos creemos que funciona o no.
Para terminar, recojo un comentario que me hizo una alumna que tengo en clase de apoyo: Prefiero los juegos y aprender con ellos porque se me queda más cuando hago cosas que cuando las leo. (Creo recordar que me hablaba de alguna aplicación para aprender geografía que hay en red).
En fin, supongo que se ve el juego con desconfianza porque lo asociamos con diversión y el aprendizaje con seriedad. ¿no?:)
Completamente de acuerdo contigo, Maribel, la cuestión es darle sentido a cada actividad que hagamos en el aula. Y sobre la anécdota con tu alumna, creo que una parte importante de nuestro trabajo como docentes es hacer fácil lo difícil (por eso prefiero la expresión facilitadores en lugar de profesores o docentes). Te recomiendo que le eches un vistazo a uno de los blogs enlazados en el blogroll (enteRETAINment), en el que trabajan, entre otras, la idea de la narración como elemento facilitador del aprendizaje.
Por cierto, espero la entrada en tu blog con tu PLE para lanzar el articulo recopilatorio (que ya tenemos varios muy interesantes).
Respecto a la segunda cuestión, mi experiencia, externa al sistema escolar, es que depende del tipo de juego. Los juegos abstractos, heurísticos, complejos y de larga duración, tienden a interesar más a los más brillantes. Un juego demasiado simple para ellos, les desmotiva. En general. a quien le gusta el ajedrez o el go, no le gustan el tres en raya o la oca. Y viceversa,
Por lo que he visto con mis hijos, la inmensa mayoría de los juegos en entorno educativo, incluyendo los juegos educativos de ordenador, pertenecen al segundo tipo.
Crear un entorno en el que personas que avanzan a diferentes ritmos puedan actuar conjuntamente de manera provechosa, es muy difícil. Una posibilidad es crear un juego con distintos roles tácticos bien diferenciados y de distintos niveles, encaminados a una estrategia común.
Como ludólogo, el principal problema que me encuentro respecto a la introducción del juego en las escuelas, es la rigidez de los programas que motiva una resistencia, incluso por parte de los alumnos, a todo lo que no forma parte del temario. La introducción de un universo de juego del que se puedan extraer resultados positivos en multitud de materias, queda muy lejos del sistema habitual del aula, de la compartimentación por asignaturas y, lamentablemente, de la formación de muchos maestros y profesores.
Ciertamente Maribel el juego se asocia a la diversión y la diversión está reñida con la educación/formación o el aprendizaje. Esa concepción pesa en las conciencias de nuestros alumnos brillantes y en la de los profes ni te cuento cuánto pesa.
Creo que Jordi da en la clave: ¿juegos? Pues depende. Me suena muy bien la frase «la introducción de un universo» pero ciertamente choca con las estructuras horarias y departamentales, sobre todo en Secundaria. Ahora bien, ¿las estructuras no están pensadas para ser cuestionadas y sustituidas? 🙂 Como ves me he levando utópico este lunes.
David, nuestras parejas deberían preocuparse por nuestro coqueteo bloguero? 😛
Hola Jordi, nuestro sistema educativo está demasiado encorsetado para abrirse a determinadas experiencias, al menos a partir de primaria. Mis dos hijos están en el ciclo anterior, es decir en Educación Infantil, y es un placer ver la forma que tienen de trabajar en el aula. Creo que podríamos aprender mucho unos de otros si existieran foros donde profesionales de distintos niveles educativos pudieran compartir sus buenas prácticas (¿de que me suena esta idea…? :P)
Por tu comentario está claro que has estudiado y trabajado el uso del juego en el aprendizaje, sería magnífico poder profundizar en este tema y seguro que nos puedes hacer de Cicerone.
Antonio, sobre nuestros escarceos blogueros no hay de que preocuparse por mi parte, mi pareja ya me tiene como caso perdido 🙂
En mi humilde opinión, creo que todo depende del estilo de aprendizaje que tenga cada alumno (activo, reflexivo, teórico, pracmático – o bien una mezcla de ellos)…
Hunt (1979) describía los estilos de aprendizaje como “las condiciones educativas bajo las que un discente está en la mejor situación para aprender, o qué estructura necesita el discente para aprender mejor”…
Dependerá de cada uno y, por lo tanto, algunos tipos de juegos podrán resultar muy estimulantes para algunos, ya que les hará «activar el chip», pero para otros, ese mismo juego puede provocar un efecto completamente diferente.
Me viene también a la mente ahora mismo también lo que siempre se suele decir de los niños superdotados: que se aburren en el aula… Podría servir como ejemplo extrapolable, tal vez.
Más info, y un cuestionario curioso (cuestionario Honey-Alonso) para saber qué tipo de estilo de aprendizaje poseemos en: http://www.estilosdeaprendizaje.es/menuprinc2.htm
Creo que este cuestionario puede resultar muy interesante para iniciar algún tipo de formación de formadores, por ejemplo…
Saludos!
Interesante blog!
Hola Alicia, precisamente esto que propones lo hemos implementado dentro del programa formativo del personal dinamizador de los Centros Guadalinfo.
Antes de iniciar la formación les pasamos el cuestionario CHAEA y a partir de los dos estilos de aprendizaje predominantes les vamos presentado un tipo de actividades de aprendizaje u otros. Vamos a presentar los resultados en el I Congreso Iberoamericano de sobre Calidad de la Formación Virtual.
Puedes echar un vistazo en un artículo previo de este mismo blog.
A la vuelta del Congreso publicaré un artículo con más detalles de esta experiencia.
Me encantará leerlo.
Saludos!
Alicia.
Me encantará leerlo!
saludos.
Alicia.