Los MOOC como laboratorios para aprender sobre el aprendizaje
En noviembre de 2010 abría un borrador de título ‘Todo aprendizaje ha de ser e-aprendizaje’, un artículo en el que quería compartir varias ideas sobre el papel [imprescindible] que hoy tienen [o deberían tener] las tecnologías en el aprendizaje, de tal modo que el término e-learning, que aquí traducimos con cierta libertad como e-aprendizaje, deja de ser un concepto asociado a los aprendizajes virtuales o de ser simplemente la actualización de la antigua formación ‘a distancia’ y aún más de la llamada ‘teleformación’.
El concepto de e-learning debe incluir hoy cualquier actividad de aprendizaje en la que se haga uso de las tecnologías en cualquier parte del proceso, algo más parecido a como Wikipedia define el término en la versión en inglés [¿quién se anima a actualizar la anticuada definición en castellano?].
Tras curiosear durante este fin de semana por el MOOC en 24 horas #MOOCMOOC tuve claro que aquel viejo borrador necesitaba salir a la luz dando un paso más: Todo aprendizaje ha de ser e-aprendizaje y todo curso se debería MOOCificar.
Es evidente que los MOOC son algo más que una tendencia en educación superior [que para algunos nace muerta], son una oportunidad para entender mejor cómo se producen los aprendizajes en la Red, cómo se generan comunidades y grupos cooperativos, cómo se filtran y comparten recursos y cómo toda esta actividad es capaz de generar conocimiento. Como dice Barry Peddycord III en el siguiente tweet, los MOOC son laboratorios para aprender acerca del aprendizaje.
Desde este punto de vista, gracias a la experiencia acumulada en MOOC de todo pelaje, podemos diseñar escenarios de aprendizaje donde experimentar con nuevas estrategias, recursos y herramientas, algo que algunos han llamado ‘MOOCificar‘.
Según Sean Michael Morris, uno de los facilitadores de #moocmooc, la MOOCificación consiste en aprovechar [en un momento dado] el poder de una red para el aprendizaje: en lugar de crear un curso para construir una red, la MOOCificación se apoya en los nodos de una red para enriquecer una actividad de aprendizaje o una tarea. La MOOCificación también se refiere a un enfoque pedagógico inspirado en los MOOC que se implementa en cualquier otro tipo de curso.
Mirando hacia atrás la realidad es que el curso de PLE que llevamos a cabo para el INTEF realmente fue un curso con cierto nivel de MOOCificación, en tanto que el diseño de tareas buscaba deliberadamente trasladar la actividad desde la plataforma a las redes, estimular la interacción de los participantes ‘oficiales’ en el curso con distintos nodos, especialmente en Twitter, y la generación de nuevos, y en muchos casos valiosos, contenidos que los tutores nos encargamos de detectar y poner en valor, haciendo de Content Curators.
Y probablemente sea esta MOOCificación del curso a la que debamos gran parte del éxito del mismo, un resultado visible por la cantidad de docentes que a raíz del mismo se han incorporado de una forma activa a debatir, reflexionar y compartir recursos en la Red.
Y tú, ¿qué has aprendido participando en un MOOC que puedas aplicar en el diseño metodológico de tus cursos y actividades?
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Hola David, en TRAL (http://reaprender.org/tral) me encontré, medio MOCCificando, que la emociones son un buen disparador de conexiones que luego se asientan con contenidos de por medio (contenidos temáticos, problemáticos, propositivos, etcétera), emociones y contenidos que entrelazan a las personas en un posible tejido de red y, sin duda, en un proceso de aprendizaje.
Saludos,