Nuevos Roles del Alumnado y el Profesorado
Que vivimos en una época cuya principal característica es el cambio es algo que parece más que evidente. Las tecnologías han acelerado su ritmo de desarrollo en estas últimas dos décadas de tal modo que todas las actividades humanas en las que la tecnología puede decir algo están en constante transformación.
Las organizaciones, más que los profesionales, muestran en general su incapacidad para adaptarse a todos estos cambios. En cualquier caso, como bien dice Alfonso Alcántara, ‘la reinvención no está en la profesión, la reinvención está en el profesional’. Es decir, las organizaciones serán capaces de convertir las amenazas de este cambio permanente en oportunidades para innovar en la medida en la que sus profesionales sean capaces de reinventarse en la sociedad red. Y no nos engañemos, la gestión del cambio es el mayor reto al que se enfrentan los departamentos de RRHH.
Esto se hace extensible por supuesto a la escuela y a los educadores. En el mundo del cambio permanente no tiene sentido seguir trabajando bajo los patrones de la transferencia de información y la memorización [el nivel primario de la educación y el aprendizaje del que hablaba Gregory Bateson en Steps to an Ecology of Mind]. Necesitamos desarrollar las llamadas habilidades blandas del alumnado, para darle sentido vital al currículo y por otra parte para capacitarles como ciudadanas y ciudadanos del s. XXI. En definitiva, menos contenidos y más habilidades para resolver problemas, digan lo que digan los del lado oscuro de la fuerza.
Para ello las metodologías activas, con el apoyo de las TIC, se han convertido en una de las mejores estrategias para el profesorado. Una forma diferente de abordar el trabajo en el aula, que además ofrece nuevas oportunidades para evaluar, como muy bien decía ayer Carlos Morales en el webinar para #STEMooc:
Hace un par de semanas tuve ocasión de participar en las Jornadas Xplore Health organizadas por el Parque de las Ciencias de Granada. Un proyecto de la Obra Social ‘La Caixa’ y el Instituto de Investigación del SIDA IrsiCaixa que tiene como finalidad acercar la investigación biomédica al profesorado de ciencias de secundaria.
En este proyecto, por razones más que evidentes, trabajan con una metodología activa que es el aprendizaje indagatorio [inquiry-based learning, en inglés], también conocido como Método de Moore ya que fue Robert Lee Moore, un matemático [más concretamente topólogo] de la Universidad de Pensilvania quien comenzó a aplicar este método en el aula.
Básicamente consiste en trasladar el método científico a una dinámica de aprendizaje en el aula. El alumnado aprende por tanto a través de la observación, la formulación de hipótesis, el diseño de experiencias para contrastar esas hipótesis y finalmente la interpretación de los datos recogidos y las conclusiones. El siguiente gráfico, de la profesora Wynne Harlen [sin duda una de las mayores referencias en la enseñanza de las ciencias], muestra de una manera muy clara el proceso típico del aprendizaje indagatorio:
A la vista de este proceso está claro que el alumnado tiene que hacer cosas diferentes a escuchar, copiar y resolver tareas más o menos rutinarias, aburridas y descontextualizadas de su realidad e intereses. Al mismo tiempo esto exige al profesorado que desarrolle toda una serie nueva de actividades en el aula. En la imagen siguiente [puedes pinchar para ampliar] se resumen estas acciones del alumnado y del profesorado, siguiendo una vez más las indicaciones de Harlen:
Como en todas las metodologías activas el rol del profesorado pasa de ‘empujar’ a ‘tirar’, jugando con la metáfora de la puerta que se abre empujando o tirando de la que nos hablaba Fernando Trujillo en un memorable artículo para educ@conTIC.
En la sesión de Xplore Health, además de los materiales desarrollados para este proyecto [que son de acceso libre para cualquier docente aunque no participe en el proyecto], vimos algunos ejemplos de aprendizaje indagatorio, como las experiencias desarrolladas por los profesores Michael Burke y Josh Clemmer y el Departamento de Ciencias del Bel Air High School.
En este contexto vimos la relevancia de los artefactos digitales, como resultado de la producción del alumnado en ese proceso de aprendizaje autónomo en cooperación con sus compañeros y compañeras, y del Entorno Personal de Aprendizaje del alumnado como recurso clave para conseguir esa autonomía como aprendices.
A continuación puedes ver y descargar la presentación y por supuesto estoy a tu disposición por si necesitas alguna aclaración adicional sobre alguna de las diapositivas.
No puedo estar más de acuerdo. Dado el momento en el que nos encontramos, parece evidente como bien se indica, que determinadas tareas y roles quedan atrás en el tiempo, y que a día de hoy no contribuyen (al menos no para bien) al proceso de enseñanza aprendizaje. En cambio, siguen siendo frecuentes y están muy enraizadas en este proceso y en el día a día de la educación. Considero que ante esta situación, y siendo conscientes de las posibilidades que ofrecen las tecnologías, somos responsables, como profesionales de la educación, de darles un buen uso y su lugar en el proceso de enseñanza-aprendizaje.