Algunas cosas que he aprendido sobre MOOCs

El mundo educativo, especialmente la Educación Superior, se ha visto sacudido desde hace unos meses por la irrupción de los MOOC, especialmente a partir de la repercusión mediática del curso abierto sobre Inteligencia Artificial de la Universidad de Stanford.

Miles de personas de todo el mundo se inscribieron y accedieron gratuitamente a este curso, y aunque solo una pequeña proporción del total fue capaz de finalizar el mismo, garantizó un buen número de matrículas oficiales para la siguiente convocatoria, además de la comentada repercusión en las redes.

Subidas al carro de este éxito se han sumado tantas instituciones que es difícil llevar la cuenta del número de iniciativas que, bajo la marca MOOC, se están llevando a cabo por todo el mundo. Pero, ¿qué es en realidad un MOOC?

MOOC es el acrónimo de Massive Open Online Course, en castellano Curso Abierto Masivo en Red, una expresión acuñada por Dave Cormier para referirse al curso Conectivismo y Aprendizaje Conectado [CCK08] dirigido por los canadienses Siemens y Downes en 2008 desde la Universidad de Manitoba, un curso en el que, junto a los 25 alumnos oficiales, participaron unos 2.300 estudiantes en línea de forma gratuita.

Desde entonces Siemens y Downes, con la colaboración de otros profesores como el citado Dave Cormier o Rita Kop, han puesto en marcha periódicamente distintos MOOCs, especialmente centrados en las nuevas tecnologías educativas y las teorías de aprendizaje.

Todos estos cursos tienen en común una serie de características, entre las que cabe destacar las siguientes:

  • gratuidad del acceso,
  • no limitación del número de participantes,
  • ausencia de certificación para los participantes libres,
  • un diseño instruccional que busca generar espacios de conversación entre los participantes, situando al aprendiz y las conexiones que genera durante el curso en el centro del proceso de aprendizaje en lugar del contenido, de tal modo que son los participantes quienes generan la mayor parte de los contenidos del curso,
  • un diseño tecnológico que facilita la diseminación de esa actividad desarrollada por los participantes a través del uso de distintas plataformas y servicios de redes sociales.

Sin embargo junto a estos cursos y los desarrollados por otros conectivistas como Diego Leal surge la avalancha de MOOCs cuyo precedente es el de IA de la Universidad de Stanford. Todos estos otros cursos se apoyan en plataformas como Coursera, Udacity o EdX y, a diferencia de los MOOCs conectivistas, son los contenidos sobre lo que pivota el diseño instruccional [siendo bastante benévolos en este aspecto].

Es por esto que se habla de cMOOC, para referirse a los MOOC conectivistas, y xMOOC para los no conectivistas. En oJúLearning explicaban de una forma muy sencilla esta diferencia, pero para simplificar aún más podríamos decir que los cMOOC son personas y conexiones y los xMOOC son tecnologías y contenidos.

Un MOOC es abierto no porque se ofrezca gratis, sino porque la actividad, los contenidos, los recursos,… todo está abierto y es accesible para cualquier usuario de la red. Es masivo en la medida en que más participantes se inscriban en la actividad y es en red porque nace como una actividad de la red, aunque habitualmente en los cursos conectivistas se ha animado a los participantes que esten próximos geográficamente a que se reúnan para conversar y trabajar, constituyendo nodos del curso que generen una actividad propia que pueda impactar en su comunidad. Finalmente un MOOC no es en realidad un curso, tal y como habitualmente los entendemos, sino como bien dice José Luis Cabello un MOOC es una experiencia de aprendizaje.

Volviendo a poner en la balanza los dos modelos de MOOC, para los no conectivistas el que el curso sea masivo deja de tener valor desde el punto de vista del alumnado, dado que cada participante consume los contenidos que se ofrecen y hace sus tareas y sus exámenes de forma individual. En todo caso recurre a los foros para resolver sus dudas.

Por el contrario el carácter masivo de un curso conectivista es uno de sus principales características y puntos fuertes, ya que que como ocurre en los procesos de creatividad [cuantas más ideas mayores posibilidades de encontrar la mejor solución] en las actividades conectivistas, a más personas más interacciones, más conversaciones, más redes y más aprendizaje. Los conectivistas sostienen que el aprendizaje y el conocimiento yace en la diversidad de opiniones.

Sin embargo de mi propia experiencia con el formato MOOC, tanto como aprendiz como en las experiencias pilotadas a través de mi empresa, he aprendido que en los MOOCs conectivistas no todo es perfecto, hay un montón de aspectos sobre los que es preciso reflexionar. Bajo mi punto de vista algunos de estos puntos oscuros y sus posibles soluciones serían:

– La dispersión de contenidos, conversaciones e interacciones, una dispersión que forma parte de la esencia de los MOOC pero que es preciso organizar y facilitar a los participantes. Los MOOC necesitan content curators, automatizando lo que sea posible para optimizar los recursos pero sin olvidar el factor humano, el valor del trabajo artesano del filtrado, la agregación y el enriquecimiento de los recursos que se generan a lo largo del curso.

– La ausencia de certificación, que nos debería conducir a modelos de acreditación de los conocimientos más innovadores, flexibles y adaptados a las necesidades de un mercado laboral en constante evolución y crecimiento, en lo que a perfiles profesionales se refiere. En este sentido los badges pueden ser una apuesta interesante sobre la que avanzar.

– El diseño de actividades debe estar orientado hacia la reflexión sobre la propia práctica más que a la instrucción para la adquisición de nuevas competencias, tal y como Jordi Adell nos planteaba en una sesión del GrinUGR en la que nos proponía la lectura de Emergent Learning and Learning Ecologies in Web 2.0.

– El aprendizaje en un MOOC requiere de los participantes no solo cierto nivel de competencia digital sino también un alto nivel de autonomía en el aprendizaje. Un MOOC es el espacio ideal para que un aprendiz pueda desplegar su Entorno Personal de Aprendizaje, de modo que parece clave el trabajar previamente sobre el concepto de PLE antes de embarcarse en algo tan ambicioso como un MOOC.

¿Has participado en algún MOOC? ¿Quieres compartir tu experiencia?

imagen | THE MOOC! the movie por giulia.forsythe con licencia CC-by-nc-sa

47 Comentarios respuesta

  • Estela12 noviembre, 2012 at 1:31 pm

    Hola David,

    Gracias, muy buena síntesis del tema MOOC. Comparto tus apreciaciones y aporto algunas que vengo pensando…

    Un punto que a mi no me parece obvio es que «a más personas más interacciones, más conversaciones, más redes y más aprendizaje».

    Si partimos del otro extremo – la persona que aprende-, cuanto más redes, más conversaciones y más interacciones com más personas, entonces más y mejores estrategias para lidiar con la complejidad y sobreinformación precisará, más tiempo deberá empeñar en encontrar lo que le interesa, discernir lo que vale la pena y puede seguir de lo que no, etc.

    Es decir, por más grande que sea la oferta, la posibilidad de procesamiento de la persona sigue siendo limitada. Entonces, cómo abordamos esa sobreabundancia? Cómo sabemos dónde está – en el mar de conversaciones que se van desarrollando- lo que nos interesa? Y lo que nos interesa puede ser mucho más de lo que concretamente podemos abordar, en los tiempos reales que disponemos, entonces cómo privilegiamos esa porción de temas/conversaciones/personas/redes a los cuales dedicaremos atención y energías?

    «Los conectivistas sostienen que el aprendizaje y el conocimiento yacen en la diversidad de opiniones.» Yo concuerdo con el enorme potencial de la diversidad, pero aprender de ella es otra cuestión. (De hecho la diversidad genera conflicto, que puede fructificar en aprendizaje, en indiferencia o en enfrentamiento.)

    Por ejemplo, cuánto del limitado tiempo que disponemos dedicamos a conocer la opinión del diferente? No será que preferimos seguir e interactuar con personas afines a nuestra línea de pensamiento? Justamente los contextos masivos y abiertos permiten tanto acercarse al distinto como evitarlo. Cuál es la actitud más frecuente?

    Son estos contextos masivos – caracterizados por relaciones de bajo compromiso – los lugares donde se puede debatir constructivamente sobre opiniones diversas e incluso enfrentadas, dejándose interpelar profunda y sinceramente, superando los momentos difíciles del diálogo, para lograr llegar a nuevas comprensiones? Creo que el diálogo fructífero con el diferente, requiere de actitudes personales como compromiso, respeto, perseverancia, cuidado, etc. que no vienen adjuntas ni dependen del formato MOOC.

    En definitiva, creo que más oferta no equivale necesariamente a más aprendizaje. Y que más abertura no implica necesariamente más enriquecimiento de la diversidad. No estoy negando las virtudes y el interés de los MOOCs, solo trato de poner en evidencia algunas aseveraciones que habitualmente se dan por obvias y que yo creo que merecerían un análisis más critico.

    Saludos!

    • David Álvarez13 noviembre, 2012 at 11:08 am

      Gracias Estela por tu interesante aportación. Como bien dices estos contextos masivos se caracterizan por relaciones de bajo compromiso, o dicho de otro modo genera muchos lazos débiles que según los expertos son mucho más útiles a la hora de circular la información y acceder a ideas y planteamientos novedosos [http://sociology.stanford.edu/people/mgranovetter/documents/granstrengthweakties.pdf].

      Que duda cabe que todas las actitudes que indicas [compromiso, respeto, perseverancia,…] son indispensables para que se produzcan conversaciones que generen aprendizajes.

      Desde mi experiencia prefiero entornos abiertos y masivos a aulas virtuales cerradas y limitadas a muy pocas interacciones.

    • David Álvarez13 noviembre, 2012 at 11:09 am

      Quizá a partir de cierto nivel de competencia digital y desarrollo del PLE la metodología MOOC ayuda a consolidar y fortalecer el PLE, pero creo que sin ser consciente de que tienes un PLE y sin ser tener cierta autonomía en el aprendizaje es complicado gestionar la actividad que requiere un MOOC.

  • Paola Dellepiane26 noviembre, 2012 at 8:49 pm

    Excelente descripción del concepto de MOOC, y la clasificación en xMOOCs y cMOOCs según el nivel de «autonomía» y «desorden» que posean.
    He participado de 2 MOOCs, de los cuales pude terminar uno, a pesar de considerarme disciplinada y con autonomía para hacer a las actividades que se propongan en el curso 🙂

    A raíz de comenzar a incursinar en los MOOC, comparto un post que escribí con mis reflexiones al respecto: http://aplicacionesenentornosvirtuales.blogspot.com.ar/2012/08/que-es-un-mooc-pensar-la-red-como-una.html

    Pero, como no hay 2 sin 3, voy por un nuevo desafío: me inscribí en el curso de la Universidad de Valencia #TEDI12 que está comenzando el 27 de noviembre.
    Aún con varias cuestiones para mejorar, creo en esta metodología, y es la tendencia hacia donde tiene que apuntar la educación superior.